Hay quien dice que viajar y leer son placeres similares, que con un poco de imaginación las sugerentes palabras del autor o autora de una novela nos pueden llevar tan lejos como deseemos. Después, tras la lectura, hay gente a la que le gusta comprobar en la realidad cómo serán los lugares, los escenarios, las plazas y las calles descritos por el autor. O viceversa: hay quien lee una novela porque habla de sitios que ya conoce y quiere recordarlos, guardarlos para siempre cerca de sí mismo, dentro de un libro.
Hoy se celebra el Día Internacional del Libro (¡y el quinto aniversario de este blog!), y si hace un año, tal día como hoy, os hablé de Urueña, un lugar donde todos los días es el Día del Libro, hoy he querido homenajear al día más libresco del año con un post dedicado precisamente a esos ‘lugares de libro’, a las rutas literarias, una opción turístico-cultural que estaría encantada de experimentar.
Y es que, aunque en estos días de eventos en honor al Día del Libro proliferan este tipo de actividades, cada vez son más los lectores que deciden darle un toque más cultural a sus viajes y destinos vacacionales y apuestan por estos recorridos didácticos de entre dos horas y media y tres horas de duración y por un precio asequible. En Barcelona, por ejemplo, gracias a las novelas de Carlos Ruíz Zafón y a La Catedral del Mar, de Ildefonso Falcones, y a pesar de los muchos años que han pasado ya desde su publicación, la capital catalana se ha convertido en un ir y venir de turistas y autóctonos que quieren descubrir cada rincón descrito en sus novelas fetiche. De hecho, una de las rutas literarias más de moda es la denominada, precisamente, La Ruta de la Catedral del Mar. Porque, aunque ya se haya visitado con anterioridad la Catedral de Santa María del Mar, ¿quién se puede resistir al redescubrimiento de este templo tras conocer todo lo que Arnau Estanyol y su amigo Joanet vivieron y sintieron entre sus altos muros de piedra? Los guías, en su mayoría historiadores, tratan de explicar a los visitantes lo que hay detrás de construcciones tan emblemáticas como esta catedral y juegan con los pequeños detalles del argumento de la novela con el fin de que el lector identifique lo que ve con lo leído en el libro. Los que lo han probado afirman que es una manera interesante y diferente de conocer una ciudad, de manos del autor o de su personaje favorito en una novela, puesto que, a veces, no está de más añadirle un aliciente especial a los viajes. Y es que, ver de una ciudad únicamente los monumentos o lugares que estás obligado a ver según el folleto de turno, además de ser aburrido y previsible, impide que puedas descubrir escondites mágicos, llenos de encanto y de literatura.
Además, en nuestro país no es único el caso de Barcelona sino que cada vez son más las ciudades y pequeños municipios los que se apuntan a esta nueva moda literaria. En Madrid, por ejemplo, con motivo del III centenario de la RAE, se lleva desarrollando mensualmente desde principios de año una ruta teatralizada por el Barrio de las Letras llamada Letras y espadas; Arturo Pérez Reverte se ha encargado de escribir el guión de dicha ruta, en la que ha incluido además de a su Capitán Alatriste, a los grandes autores de nuestra literatura que habitaron en el barrio: Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo…
No obstante, las rutas literarias no solo son un fenómeno exclusivo en España ya que constituyen una opción turística cada vez más extendida fuera de nuestras fronteras. En este sentido, es muy conocido el caso de Inglaterra, que ofrece diversas rutas, museos y todo tipo de merchandising en torno a la obra literaria de escritores tan célebres como Jane Austen, las hermanas Bronte y Charles Dickens.
Así que ya sabéis, si estáis planeando una escapada de fin de semana o vuestras vacaciones veraniegas y aún no sabéis qué destino elegir, coged un buen libro y poneos a leer porque seguramente sea el catálogo de viajes que más lejos os pueda llevar.
¡Feliz Día del Libro y felices lecturas!