Ayer el periodista Carlos del Amor, de quien me declaro una fiel e incondicional seguidora, proponía en su blog Historías mínimas unas curiosas preguntas a los cibernautas más literarios al hilo de un singular libro en el que el protagonista y el narrador son el propio tomo. Siento una especial e inexplicable predilección por las novelas que giran en torno a libros (de ahí que entre mis títulos favoritos se encuentren La sombra del viento, El cuento número trece o La ladrona de libros), de modo que ya he anotado en mi lista de futuras lecturas la obra propuesta por Del Amor, Las aventuras de un libro vagabundo, del escritor Paul Desalmand. Tal y como cuenta Carlos en su blog, este libro vagabundo narra todas sus vivencias desde que es impreso hasta que está a punto de morir quemado en la hoguera; así, nos habla de cómo son sus encuentros con otros libros (algunos tan famosos como Madame Bovary o Anna Karenina) o de cómo son sus lectores. Partiendo de la original propuesta de Paul Desalmand de darle vida a un libro, Carlos del Amor nos propone una auto-transmutación en ese objeto y nos pregunta: “Si fuerais libro, ¿al lado de qué libro os gustaría que os colocarán?, ¿a qué libro os gustaría conocer?, ¿con qué libro os gustaría conversar?, ¿cómo os gustaría que fuera vuestro dueño?, ¿dónde os gustaría que os leyeran?, ¿cómo (a nuestro protagonista una chica le lee desnuda)?, ¿a qué hora?…”
Para tratar de responder a todas estas preguntas primero debemos saber qué tipo de libro nos gustaría ser. Lo cierto es que me considero una friki de las novelas y de la literatura, pero nunca me había llegado a plantear tal hipotética cuestión. No obstante, me he puesto a reflexionar sobre el tema y he llegado a la conclusión de que me encantaría ser un libro prohibido, uno de esos perseguido por censores políticos o religiosos u oculto, precisamente, de tales inquisidores. ¿El motivo? Admiro su valentía y su fortaleza por incluir entre sus páginas pensamientos, ideas e historias que les pueden llegar a costar la vida cual mártires. Además, supongo que todo el mundo querría leerme por aquello de que cuánto más se prohíbe algo, mayor es la curiosidad que se siente. Si fuera un libro prohibido me gustaría codearme con cualquier otro tipo de libro para aprender, ampliar y compartir conocimientos; dada mi especial condición de rebelde, me gustaría pasar por tantas manos como me fuese posible para que mis ideas llegaran a cuanta más gente, mejor. Además, supongo que mis lectores tendrían que ingeniárselas para leer mis páginas en lugares discretos y ocultos como desvanes, sótanos, cuevas y otros inimaginables escondites secretos.
Y hasta aquí mi fantasía literaria de hoy 😛 Por cierto, ¿cuál es la vuestra?
Un libro inédito, una única edición…una única impresión…un sólo libro único e irreproducible escondido en un lugar mágico.
Nada de pasar de mano en mano…sólo una sola persona tendría la “suerte” de poseerlo. Como un secreto…su secreto…
Pues alguno coxinote, como debe ser!!!!!!!jajajajaja!!!!!!!!!
uno ambientado en cualquier otra época o cultara, para poder conocer en primera persona algo más que el Occidente del siglo XXI.
Me gustaria ser un libro perdido, aun por descubrir, que guarda la solucion a algun gran misterio y del que solo se sabe ( o se intuye) su existencia a traves de otros libros que lo nombran.
Lo he estado pensando un rato y no se me ocurre ninguno interesante, así que estaría bien estar rodeado de libros que no pude leer siendo humano (me estoy metiendo en el papel de libro, nunca mejor dicho). Ah, cerca también debería estar el último de Dan Brown que es muy malo y no he conseguido acabármelo, a ver si así es posible.