Érase una vez unos errores ortográficos, la mala educación y la pérdida de un cliente

Reconozco que tengo la mala costumbre de corregir a la gente cuando comete faltas de ortografía o, cuando al hablar, confunde términos de fonética parecida pero de distinto significado. Y digo que es una mala costumbre porque siempre que lo hago, desde el respeto, por supuesto, y con la intención de ayudar a que se puedan expresar con mayor propiedad y sin errores, me sale el tiro por la culata.

Ayer mismo detecté unos fallos bastante graves en el blog de una empresa cuyo nombre no pienso mencionar, dedicada a diseñar “invitaciones, láminas personalizadas, imágenes corporativas, regalos personalizados y todo lo que tenga que ver con el diseño y la imaginación”,  y esos errores estaban, precisamente, en una tarjeta de felicitación que habían elaborado un tiempo atrás para unos amigos. En ella aparecía el verbo escoger escrito con jota y en tres ocasiones se utilizaba el infinitivo en lugar del imperativo para expresar órdenes (“Dejar el móvil en casa”, por citar uno). Leí un par de comentarios que no habían obtenido respuesta y que ya advertían de la errata en escoger, así que procedí a indicarles, sin ninguna mala intención, qué otros tres fallos tenían. La sorpresa me la he llevado esta mañana cuando, a través de una persona que también les había corregido, me he dado cuenta de que habían eliminado todos aquellos comentarios en los que se habían señalado los equívocos, además de las fotografías que los evidenciaban; también me habían vetado para que no pudiera dejar más comentarios. En cualquier caso, me las he ingeniado para poderles escribir de nuevo y mostrarles mi descontento ante su forma de proceder. Su respuesta, muchas horas después, ha sido la siguiente:

“Oh señor fústigame por haber cometido faltas de ortografía en un vale que hice a mi amigos (no un proyecto de la empresa). No merezco que me leáis. Quien pudiera tener una silla en la real academia. Lástima que sólo sea diseñadora (algo ignorante, que le vamos a hacer). ¿Cómo puede seguir el mundo girando ante semejante atrocidad ortográfica. Y sí, señores, borro lo que me da la gana porque para algo es mi blog. Muy buenas noches y punto y final. Os dejo que voy a leer el diccionario”. 

Tras leerla he decidido escribir este post con el fin de desahogarme y zanjar de una vez el asunto; me parece inútil seguir perdiendo el tiempo con personas que aun siendo corregidas siguen cometiendo errores (en el comentario queda demostrado de nuevo), y que responden de forma tan maleducada e irónica a las críticas constructivas de sus seguidores y posibles clientes. Porque a pesar de mi todavía poco conocimiento sobre el mundo de la comunicación corporativa y el marketing, creo que lo último que debe hacer una empresa, ya sea grande o pequeña, es faltar el respeto, bien sea ignorando, vetando o respondiendo con malos modos a un usuario potencial de tus productos, algo muy básico tanto en el mundo empresarial como en la vida.

Pero a pesar de todo lo ocurrido y del disgusto que me he llevado ante tal inesperada respuesta, sigo pensando que no hay nada de malo en ayudar a mejorar a quien se equivoca (porque yo también lo hago y no me molesta que me corrijan), y como valoro que las personas hagan un buen uso de la lengua porque, en definitiva, es nuestra herramienta de comunicación, lo voy a seguir haciendo, le pese a quien le pese.

Firmado: La Justiciera de la lengua

(Ante todo no hay que perder el sentido del humor, ¿no? 😉 )

8 Replies to “Érase una vez unos errores ortográficos, la mala educación y la pérdida de un cliente”

  1. La verdad es que a veces cometemos errores u horrores ortográficos sin darnos cuenta pero aceptar y rectificar es la mejor acción que debemos tomar.
    Al comenzar a leer el post, pensé que podría tratarse de un mal entendido ya que probablemente no supieron como abordar la situacion y decidieron eliminar los comentarios. Pero al ver la respuesta recibida (la cual me parece de muy mal gusto), no puedo dejar de pensar en como algunas personas que se dedican a este mundo de las letras y exponerlas al público, pueda tener tan poca humildad y profesionalismo para este tipo de situaciones.
    Sigue adelante justiciera y no mires atrás, porque no has hecho nada malo 😉

    VTP

    PD: Excelente título del post

    1. ¡Me ha gustado mucho eso de los ‘horrores’ ortográficos! ¡Jajaja! La verdad es que algunos son tremendos y esos son los que, sobre todo, debemos corregir.

      Sobre el modo de responder de estas personas, me parece totalmente inadecuado, pero bueno, ya se darán cuenta de que tratando así a sus seguidores no llegarán muy lejos.

      Gracias por los ánimos y por esa frase final que me ha encantado 😀

      VTP

  2. Chan channn!! I ara es quan apareix Arual amb espada làser minim! ;D

    1. Jajaja Si, vaig a feme en una d’elles a vore si axina me respeten mès…! 😛

  3. […] cruzada en pro del buen uso de la lengua no termina aquí; y es que, la situación relatada en el post anterior, que haya gente que ha llegado a mi blog tecleando en Google “cómo corrijo mis faltas de […]

  4. […] de ahora como El Diccionario de la Justiciera, un nombre rimbombante cuya explicación está en este post y en este […]

  5. Reblogged this on Sin tiempo de regaños. and commented:
    Desde el encabezado hasta la firma ¡Una genialidad! Además de ser algo que experimento en mi diario vivir. Gracias al autor.

  6. […] 18. Me interesa todo lo relacionado con la gramática, la sintaxis, la semántica, la morfología de las palabras, etc. Y, evidentemente, no soporto las faltas de ortografía. […]

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